Cada tarde, en el programa de radio "Versio rac1", conducido por Toni Clapés, a las seis y media, más o menos, hacen un repaso de las noticias y, salvo que haya algún tema candente de actualidad, ya sea de política, fútbol, o cualquier otra cosa, se tratan noticias curiosas, o primicias de toda índole.
Hoy empieza la sección, Toni da paso a Jordi Armenteras y este dice: "No es un gag, es una noticia totalmente seria. Rusia ha pedido ayuda a España para construir una línea de alta velocidad"
El equipo del programa está formado por humoristas, imitadores y gente cachonda en general, así que ya puedes imaginarte el despipote que se ha liado al oir ésto.
Toni ha recomendado que se anden con cuidado cuando les ofrezcan un te, si las cosas les salen igual de bien que aquí, vaya a ser que se lo endulcen con polonio.
Otro ha insinuado que primero se avise a los rusos de que antes se aseguren de que sus líneas funcionan bien y están en perfecto estado.
El Sr. Marcelí, un personaje, no se si ficticio o real, que representa a un hombre ya mayor y le da el toque retro al programa, no paraba de decir "¡Mare de Deu senyor!, ja saben el que es fan?"
Jordi ha seguido con la noticia: Al parecer un grupo formado por técnicos de Adif y del ministerio de fomento, van a impartir un curso, o algo similar, en el que habrá conferencias y todo éso.
Uno de los ponentes de este curso va a ser la propia ministra de fomento, Magdalena Álvarez.
Al oir esto, mis carcajadas se han podido oir por encima del ruido del tránsito de una hora punta en Barcelona.
Porqué sólo de imaginar a nuestra ínclita ministra, tratando de explicar con la "grasia" y la habilidad de palabra que la caracteriza, alguna cosa a los rusos...
Espero que el traductor que le pongan sea un español que hable ruso, porqué como sea un ruso que hable castellano...el pobre lo va a tener mal para traducirla.
(La última de esta señora ha sido decir a los catalanes que nos tomemos los problemas de renfe con sentido del humor, como hicieron ella y sus acompañantes cuando se quedaron encerrados siete minutos en el ascensor del edificio de la Diagonal, sede de La Vanguardia, el otro día, cuando estuvieron allí de visita con motivo del cambio de look que le han hecho al periódico).
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