A menudo, buscando algún truco para hacer alguna cosa, o simplemente mirando qué hay de nuevo en este mundillo, he topado con blogs que contienen publicidad y, aunque no soy partidaria de incluirla, entiendo que haya quien piense que, si su blog recibe una cantidad importante de visitas, quizás pueda sacarle partido insertándola en el blog. A lo mejor a alguien le interesa algo de lo que aparece, pincha y "drinnnnggg" ¡caja!, aunque sea poca.
Lo que no me parece tan normal es que esta publicidad se incluya en mitad de una entrada.
Me parece de muy mal gusto, y añadiría de mala educación, que estés leyendo algo y de repente, ¡zas!, en los morros, un par de anuncios.
Es como aplicar los intermedios publicitarios de las series en las entradas de un blog.
¿Acaso piensan que de esta manera es más fácil que pinches erróneamente en uno de ellos?
Otro sistema de insertar publicidad, de manera más alevosa todavía, es la que utilizan algunos sitios que nos ofrecen juguetes para el blog. Los llamados gadgets.
Entras en alguna página, eliges cualquier chisme, ya sea reloj, contador, termómetro o algo parecido y te dan un código para insertarlo en el blog.
Lo copias, lo pegas y le das a Guardar. Miras y ves aquello que has elegido colocadito en la columna lateral.
Hasta aquí todo perfecto.
Pero entras a visitar el blog y se abre una ventana, habitualmente a toda pantalla, con publicidad de algún sitio.
Piensas "¿habré pinchado en algún sitio?".
No. No has pinchado en ningún sitio.
Simplemente ese código que el dueño/administrador/creador del blog ha añadido inocentemente, llevaba incluida una trampa que hace que se abra ese anuncio.
Y como la mayoría de navegadores, antivirus, e incluso la barra de Google o el propio Windows, llevan incluido un bloqueador de pop-ups, (ventanas flotantes), el anuncio se abre a toda pantalla, con lo que, de momento, no hay quien lo bloquee.
A veces sale primero la barra de aviso de que se ha bloqueado una de esas ventanas, pero es sólo para disimular. A continuación se abre el anuncio de verdad a toda pantalla.
Y lo peor de esto es que la única forma de saber cual de las cosas que se han añadido es la culpable, no es otra que ir probando, a veces con la ayuda de alguien ajeno al blog, pues solo se abre si quien entra lo hace desde un ordenador diferente al de quien posee/gestiona/edita el blog en cuestión, cual de ellas es la causante.
Ya lo dice el refrán: El diablo inventó la mentira. El hombre la publicidad.