miércoles, 28 de noviembre de 2007

¡Torera!

Esto es lo que le gritaron ayer a la Maleni sus compinches. ¡Torera! Y ella, pulgar en alto, dio la vuelta al semiruedo, (léase hemiciclo), con las orejas calientes de los que habían osado poner en entredicho su labor y sus rabos, en las manos.
Y es que nunca este apelativo había estado mejor empleado, porqué ¡hay que ver como se nos ha toreado la susodicha!.
En todo este episodio no hay que olvidar dar las más expresivas gracias a la inestimable ayuda de nuestros amigos del alma, (con amigos así ¿quien necesita enemigos?), que apoyaron sin pensárselo dos veces...¡a la Maleni!.
Es bien cierto que la política hace extraños compañeros de cama, pues quienes votaron a favor de la proposición formulada por los catalanes de echar a la ministra fueron los del PP, aunque, claro, estos con tal de votar contra el partido del gobierno, son capaces de apoyarnos en casi cualquier cosa.
Y no tiene desperdicio, en todo este show, el Tardá llamando a la gente a la mani, a voz en grito.
¡Si hasta al pobre presidente del congreso se le traspapelaron las palabras!
Eso de los plenos del congreso cada vez se parece más al Corral de la Pacheca.
¡País!

2 comentarios:

Naveganterojo dijo...

Por una vez permiteme estar en desacuerdo contigo.
No soy un fan de la minista pero recuerda que era la primera vez que se pedía, en esta legislatura y casi en los años que llevamos de democracia, la reprobación pública de una ministra del Gobierno de España en el Parlamento. Naturalmente que el grupo que encabezaba la moción tiene toda la legitimidad para hacerlo, la misma que la de los demás diputados y diputadas de la Cámara para apoyarla o no.
Primero,el parlamento no tiene por qué revocar ministros (a todos los efectos, y aunque hubiese triunfado la moción, su valor sólo es simbólico); segundo, el presidente del Gobierno, señor. Zapatero, compareció públicamente, y a petición propia en el Congreso para explicar y pedir todo tipo de excusas a las ciudadanos afectados por el malestar creado por las obras del AVE, muy especialmente en Cataluña. Gesto que le honra. Por otro lado, sólo el jefe del Ejecutivo, constitucionalmente, puede cesar a un ministro de su Gobierno, lo mismo que nombrarlo. Por otro lado, ¿a qué viene reprobar ahora a la señora Álvarez, cuando quedan dos plenos de la actual legislatura y tras las Navidades, estaremos a la espera de que el Rey, a propuesta del presidente, firme el decreto de disolución de las Cámaras?
Salud y republica

Eulalia dijo...

Hola Navegante.
Con retraso, pero aquí estoy.
Ya se que la sesión de la que hablo, aunque hubiese acabado diferente no obligaba a Zapatero a echarla, pero quizás hubiese demostrado mejor el malestar que hay por la actuación de la susodicha. Aunque, bien mirado, el solo hecho de llevar adelante la acción ya lo ha demostrado.
También conozco todos los pros y los contras que se esgrimen para justificar su continuidad, que se es un parapeto para ZP, que si va de candidata para Málaga, etc. como también reconozco que ella no hace las obras, solo las gestiona, pero es que ¡su gestión ha sido tan deplorable! Y si al menos hiciera ver que lamenta los inconvenientes y se mostrara algo mas humilde, aunque por dentro estuviera pensando ¡anda y que os den!, no se, hacer las cosas de otra manera.
¡En fin! no simepre lo que pienso ha de ir a misa, lo sé es más, habida cuenta de mi agnosticismo, mas bien nunca, jajajaaa.
Saludos.