jueves, 3 de enero de 2008

La informática y yo (capítulo 5) Empieza la aventura

Algo de mi, mi primer blog de Spaces, fue el pistoletazo de salida.
Cuando empecé con el no tenía ni idea ni de que existiera este mundo llamado blogosfera, ni los blogs, ni nada parecido.
Hasta aquel momento la red me había servido para jugar, navegar al azar buscando información de sitios que me apetecía conocer y chatear.
Hoy en día, cuando buscas información de alguna cosa, suelen aparecer muchos enlaces a blogs.
Pero en aquel momento eso no era así.
Si tecleabas una palabra solían aparecer enlaces a muchas páginas web, al menos en las primeras posiciones. Es posible que ya aparecieran algunos blogs hacia el final, allí donde casi nadie llega en una búsqueda, pues si hay, por ejemplo, 100.000 entradas con la palabra clave, lo lógico es repasarte, como mucho las cien primeras, salvo que busques algo muy concreto y no sepas hacer una búsqueda avanzada.
Cuando abres un blog, la visión que se tiene de la red cambia por completo.
Descubres que no tan solo los periódicos te ofrecen información, sinó que hay muchísima gente que te da su propia opinión de las cosas.
El problema era encontrarlas.
Spaces ofrece, al igual que blogger, una configuración básica del blog. La cabecera, la zona para escribir, el perfil, el archivo y las etiquetas, allí llamadas categorías.
Pero también había dos módulos más: Espacios actualizados y últimos espacios agregados, (o algo así), que permitían visitar otros blogs sin tener que buscarles.
Blogger tiene algo parecido en el Panel de inicio, los títulos de los blogs van pasando por la parte de arriba, el problema de blogger es que los títulos que aparecen lo mismo pueden pertenecer a un blog escrito en algún idioma de la península ibérica, como en chino o sueco.
En Spaces, todos los blogs que aparecen en aquellos módulos pertenecen a la comunidad hispana.
El caso fue que abrí mi espacio y empecé a colgar en él mis poesías.
Pero la curiosidad es mi fuerte, así que empecé a pinchar en todo lo pinchable y fui descubriendo como configurarlo. La lástima fue no darme cuenta, al principio de todo, de que podía haberle cambiado la dirección antes de inaugurarlo. De haberlo hecho no me habría quedado con la que me dieron, absurda y difícil de recordar, pero a lo hecho, pecho, que dice el saber popular.
Además de retocar la configuración inicial, básica, del espacio, también empecé a visitar los otros blog que iban apareciendo en aquellos módulos. Visitaba aquellos que tenían títulos que me atraían y a veces descubría alguna perla. Por desgracia ignoraba como hacer un link, por lo que no puede volver a ninguno de ellos.
Por desconocer, desconocía, incluso, qué significaba URL. Cuando pinché por primera vez en ese botón para enlazar, que hay en todos los paneles de escritura de los blogs, y apareció eso de URL me quedé igual que estaba, sin saber para qué leches servía aquello.
Tampoco sabía qué significaba eso de las Categorías, hasta que di con el botón de ayuda, que, por suerte, al ser una plataforma de Microsoft, es muy similar a la de windows. Y en esa si que estaba acostumbrada a buscar cosas.
Navegando por los otros espacios, empecé a ver que algunos lucían imágenes preciosas, brillantes, coloridas, divertidas, con movimiento y en grande, en las entradas.
La única opción que venía de serie para ponerlas, era un botón que colocaba la imagen super reducida abajo del todo de la entrada. Nada que ver con lo que estaba viendo.
Y empecé a dejar comentarios preguntando cómo se hacía. Y recibí respuestas.
Trucos varios para hacerlo, algunos más sencillos que otros, pues cada cual lo hacía como podía o sabía e incluso recomendaciones de visitas a otros espacios donde estaban explicados estos trucos.
Los visité todos.
Y aprendí a enlazarlos, a poner imágenes y un montón de cosas más.
Algunos dejaban instrucciones de como hacer para varíar el aspecto del espacio.
Porqué en Spaces no puedes entrar en el código fuente ni editar el HTML.
Tan solo es editable en las entradas, al igual que aquí, pero no en la construcción del sitio, aunque ofrecen suficientes combinaciones de plantillas y fondos para que cualquiera pueda personalizar el suyo.
Pero ya sabemos como es la naturaleza humana. Cada uno quiere que el suyo sea único. Y en esos espacios explicaban como agregar códigos a las entradas, o a algún módulo, para varíar el fondo del blog, y hacer que ese fondo liso despareciera.
Amén de enlaces a otros sitios que ofrecían relojes, contadores, libros de visitas y otros útiles para los blogs.
Y así fue como, poco a poco, fui descubriendo los códigos HTML, averiguando qué significaban aquellos conjuntos de símbolos que casi sonaban a algún idioma extraño, pero que, como descubrí, no es más que inglés abreviado, (no perdamos de vista el hecho de que desconozco el idioma de Shakespeare y tan solo me defendía con lo que llamaríamos "inglés de chiringuito").
Y empecé a aplicarle a mi espacio todos aquellos trucos que iba encontrando. Algunos nunca conseguí que funcionaran, no se si por error de transcripción de sus creadores o por error mío en su aplicación, pero si que lo conseguí con muchos de ellos, con lo cual mi espacio empezó a tener personalidad propia.
La utilidad primera del espacio había sido ya superada.
Todos mis poemas estaban allí, al igual que muchos más de otros autores que me emocionan de manera especial e incluso me atreví a crear uno en inglés usando, eso si, frases de las canciones de mi artista favorito, que ligaban perfectamente entre si y formaban un lindo poema. Lo gracioso de eso fue que nadie, hasta el momento, parece haberse dado cuenta y eso que recibió algunos comentarios, sobretodo mientras estuvo visible.
El hecho de ir aplicando los trucos que encontraba, en mi propio espacio, provocó que otros usuarios, que se dejaban caer por allí, me preguntaran a mi como se hacía.
Les respondía a todos personalmente, incluso enviándoles a la fuente del truco en cuestión.
Algunos, imagino que supieron aplicarlos pues ya no volvieron a preguntarme, pero hubo quien regresó con nuevas preguntas pues estaba más perdid@ que yo en mis inicios.
Había una opción para añadirle al espacio unos módulos, a los que se accedía variando la dirección en la barra de navegación.
El día que alguien me preguntó ¿que es la barra de navegación? me di cuenta de que una explicación solo escrita no era demasiado útil para quien sabía menos que yo, (y yo sabía y sigo sabiendo, muy poco), de esos temas.
Pensé en hacer entradas explicándolo, con imágenes que apoyaran el modo de hacerlo.
Empecé a prepararlas.
Abrí otro espacio, Algo más de mí, con la otra dirección de hotmail que tenía, aquella que había dejado de utilizar después de la novatada de Habbo, para volver a aplicar todos los trucos que tenía en Algo de mí, pero haciendo capturas de pantalla, (una de las pocas cosas que aprendí a hacer en Habbo), de cada paso que daba para lograr el objetivo.
Eso significaba bastantes horas de "trabajo". No me importaba hacerlo, al contrario, me divertía y me servía para perfeccionar lo que iba aprendiendo, pero en ese momento se me planteó una duda. ¿Publicarlos en el blog?.
El problema de Spaces es que cualquiera puede copiarte una entrada íntegra.
Hay un botón, al final de cada entrada, que dice Agregar al blog.
Pinchándola, la entrada entera, imágenes inclusive, aparece en tu propio blog.
Aparece como "cita" y deja un vínculo al espacio del que lo has copiado, pero quitar lo de cita es tan fácil como editar la entrada y borrarlo, y nadie se fija en si hay, o no, algún vínculo en aquella entrada. Con lo que el mérito de las horas que hayas podido emplear en crear algo, otro puede atribuírselo con un simple click.
Ya me había sucedido con uno de mis poemas.
Un día vi que aparecía una dirección junto a una de mis entradas. Pinché y aparecí en otro espacio en el que vi mi poesía, con otra firma.
Dejé un comentario expresando mi molestia por el hecho y diciéndole que, al menos, no tuviera el morro de firmar con su nombre un poema que no era suyo. Me respondió, disculpándose y diciendo que iba a arreglarlo, pero ignoro si, finalmente, lo hizo.
El caso es que ese detalle me decía que no colgara los tutoriales que estaba preparando en el blog.
Pero ¿donde ponerlos?.
Recordé que Auna, la empresa que me suministraba la conexión, me había enviado un folleto con la opción de crear mi propia página web, así que decidí investigar.
Efectivamente.
Como cliente, tenía la opción de disponer de una página web personal. No necesitaba saber hacer nada más que escribir y añadir imágenes. Era como un blog, pero en página web. Ellos me proporcionaban todas las herramientas necesarias. La página ya configurada y un editor de textos.
Me lancé a la aventura. Monté una página de inicio acorde con el aspecto de mi espacio, con muchas imágenes brillando y moviéndose, puse cada tema en una nueva página, hice un catálogo de navegación en la página de inicio, pese a que ya disponía de un menú, y publiqué mi primera página web personal.
El rincón de la Eulalia.

1 comentario:

m.eugènia creus-piqué dijo...

ALUCINO !!!!
Estoy agotada solo de leer todo lo que has llegado a hacer y aprender tu sola.
Realmente soy negada para estas cosas.
Lo que no sabe la gente es que tengo una gran profesora que me ayuda en cuanto la necesito.
Se llama Eulalia.