martes, 29 de enero de 2008

¿Que va a ser lo siguiente?

El día que al lumbreras de tráfico se le ocurrió la idea de reducir la velocidad máxima autorizada en las autopistas, en el área que corresponde al cinturón metropolitano de Barcelona, de 120 a 80 km/h para evitar la contaminación, al despertarse aquella mañana tenía que haberse puesto el termómetro. Quizás habría advertido que tenía fiebre y se hubiese quedado en cama unos días, pasados los cuales y ya con la mente despejada, igual hubiese recapacitado acerca de la tontería que había estado a punto de decir. (Entre otros detalles, que si se tarda una tercera parte más de tiempo en recorrer una cierta distancia se contamina un tercio más).
Pero no fue así. Acudió a su puesto y la soltó.
Como todo el mundo le llevó la contraria e intentaron demostrarle que su idea no era muy exacta que digamos, en vez de reconocer su error añadió la excusa de evitar accidentes para aplicar su idea.
Hoy, 3 semanas después de la puesta en marcha definitiva, con riesgo de multas para quien la incumpla, se ha sabido que durante este lapso de tiempo los accidentes no tan solo no han disminuido, sinó que han aumentado.
Pero el señor no baja del burro y en vez de hacérselo mirar se le ha ocurrido otra idea genial: Estrechar los carriles.
¡Si señor!, ¡así se hace!, ¡vamos a joder más a los conductores!. (Me duelen las manos de tanto aplaudirle).
Como ir a 80 por autopista, con lo que conlleva de adelantamientos a camiones que se hacen eternos, o de morriña con riesgo de cabezada si la autopista va vacía, no es bastante peligroso, vamos a estrechar los carriles. Cabrán más coches y más camiones y (sic) la gente no intentará correr pues al no ser tan ancho el carril aumenta la sensación de inseguridad.
Y como dice mi hermano, los planchistas deben estar frotándose las manos y ampliando sus talleres y plantillas en previsión del resultado que tendrá esta medida si se aplica.

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