Dos engendros mononeuronales, se divertían atemorizando a aquellos de sus congéneres que, por circunstancias de sus vidas, tienen la calle por hogar y el cielo por techo.
Un dia, como vieron que una de sus víctimas, que se había refugiado en la zona del cajero automático de una entidad bancaria, se les resistía, hicieron como los elefantes de la canción y se fueron a llamar a un camarada para lograr su objetivo, pensando que la juventud de éste les sería propicia.
De camino hacia su perdición, recogieron un bidón de líquido inflamable, que, según su versión, no tenían intención de usar. (Quizá pensaban practicar la halterofilia con él).
Una vez dentro del cajero, el bidón se derramó, según ellos accidentalmente, (¡ejem!) y luego, también según ellos, de manera accidental se les cayó la colilla del cigarrillo que uno de ellos estaba fumando, con el resultado, por todos conocido, de muerte de la pobre mujer.
Estos días se ha celebrado el juicio y en los alegatos finales, además de declarar su no intención de hacer daño, han pedido justicia.
El fiscal pide 28 años y eso a ellos les parece injusto.
Lo bueno del caso es que a mi también me lo parece.
Me parece muy injusto que una vida solo valga 28 años de la libertad de quien la ha arrebatado.
3 comentarios:
Pobres chicos,en el fondo tienen razon,hay que administrarles justicia,
Si a ellos esos pocos años no les parecen justos, a mi tampoco.
Yo les enseñaria la ley del talion.
Quiza aprendieran algo antes de acompañar a su victima.
Un abrazo
¿Habéis leído las declaraciones del padre de uno de estos individuos? Lo tachaba de "gamberrada de lo más normal". Y decía que si en lugar de un bidón de aquel líquido inflamable hubieran encontrado uno de pintura amarilla, pues la habrían pintado toda de amarillo y ya está. Alucinante.
Llenguaddicta, de tal palo tal astilla,¿no?.
Habria que ver como habria reaccionado si la "gamberrada de lo mas normal" se la hubieran gastado a su vastago.
Vivir para ver.
Un abrazo
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